domingo, 18 de septiembre de 2011

CONCLUSIÓN



La evaluación educativa tiene que ser aplicada con toda la seriedad que es, hay que evaluar en base a calidad, perfección, coherencia, a un propósito, con el valor que tiene, responsabilidad, bajo criterio, autonomía. Para evaluar hay que comprender, que las evaluaciones no solo van destinadas a comprender el proceso educativo, sino más bien es un medio para mejorar la calidad de la enseñanza. No tratar meramente, la evaluación en términos de éxito y de fracaso, en donde el profesor no es un simple “calificador”, sino que, debería ser un crítico de la realidad que le rodea en el todo el contexto del proceso de enseñanza aprendizaje.

La evaluación es el medio menos indicado para mostrar el poder del profesor ante el alumno y el medio menos apropiado para controlar las conductas de los alumnos. Hacerlo es síntoma de debilidad y de cobardía, mostrándose “fuerte” con el débil, además de que pervierte y distorsiona el significado de la evaluación.

La evaluación no es ni puede ser apéndice de la enseñanza. Es parte esencial de la enseñanza – aprendizaje.

En la medida en que un sujeto aprende, simultáneamente evalúa: discrimina, valora, critica, opina, razona, fundamenta, decide, enjuicia, opta... entre lo que considera que tiene un valor en sí y aquello que carece de él.
Esta actividad evaluadora, que se aprende, es parte del proceso educativo, que como tal es continuamente formativo.

La razón de ser de la evaluación es servir a la acción educativa desde el punto de vista formativa, ya que está formando futuros profesionales, y es de preocupación para el docente el hacer evaluaciones concretas y correctas tomando en cuenta aspectos integrales de los estudiantes, tanto de calidad como de cualidades.
Y a manera personal de pensar, mi carta de presentación es la calidad en la que trabajo, o como dirían los expertos en la rama de la educación: “el éxito del que enseña sólo puede definirse a partir del éxito del que aprende”, “el evaluador es un educador; su éxito debe ser juzgado por lo que otros aprenden”.

Como conclusión personal, la cátedra de Seminario de Evaluación de Aprendizaje, ha sido de suma importancia, y más que significativa, ha sido transformativa, porque me ha transformado la forma de ver de la importancia que realmente tiene la evaluación, pues desconocía en su totalidad todo lo que encierra la evaluación, toda la documentación que existe acerca de este proceso, y sobre todo, la forma en que la catedrática me abrió los ojos del conocimiento sobre como evaluar, cuando evaluar, que evaluar, bajo qué criterios evaluar y otros aspectos a tomar en cuenta sobre los tipos de evaluación que existen. Además, descubrí que no todos los docentes trabajan bajo las normativas, leyes, etc., dadas por el MINED, lo cual indica que no leen los documentos por lo consiguiente “ignoran” (o tal vez lo saben pero no lo aplican) muchos procesos que tienen que llevarse para una adecuada evaluación.

En lo personal ha sido fructífera esta cátedra, ahora con los conocimientos podría decir con toda seguridad, que puedo aplicar una adecuada evaluación en su debido momento, con conciencia y dándole el valor que este proceso tiene.


No hay comentarios:

Publicar un comentario